lunes, 5 de mayo de 2014

Volver


                                                 



   Es importante saber volver. Saber volver a lo que tú sientes y necesitas. Por eso decido volver. 
Hoy ha sido un día extraño, raro, como tantos otros que tengo a lo largo de mis semanas, meses y años. Pero al final del día, sin saber por qué, he rebuscado entre viejas cartas escritas. Unas nunca enviadas, y otras recibidas. 
Hay una carta en particular, que me ha hecho recordar, que mi naturaleza es escribir, crear, y que con eso, de algún modo, puedo ayudar, sino a los demás, a mí.
La carta en particular, es una carta que yo recibí de alguien que conocí hace mucho tiempo. En ella me cuenta, que casualmente se encontró por internet con mi blog. Y que hubo un escrito que le llamó la atención: 


"Entre todas he leído esa que hablas de las personas que van y vienen en la vida de cada cual. Y he leído la frase en la que dices: "Otras veces soy yo la que desparezco, sin más, entendiendo que no hay nada más 
que aportar o aprender, entendiendo que lo que nos unió sencillamente, 
despareció". Y entonces he comprendido todo.
Has expresado de forma perfecta cosas que muchas veces también había pensado yo. Gracias."


En la carta también me dice que crear un blog de estas características es crear desde cero sensaciones y pensamientos. La carta tiene fecha del 30 de Julio de 2012. Han pasado casi dos años desde entonces. 
Al empezar la carta, dijo: "Sólo decirte que me gustó"
Y recuerdo que mi contestación fue: "Sólo decirte gracias"

Y de nuevo hoy, doy las gracias. Porque inevitablemente la vida nos trae aquellas señales, que por miedo, a veces, no vemos. Pero las trae. Señales que te marcan cuál es el camino. 
Mi camino es escribir, y aunque lo sabía, el miedo a no recordar cómo hacerlo, me paralizaba. Mi camino es escribir, sentir, amar y plasmar. Y hoy, la vida, una vez más, me ha dado una señal. Señales en forma de cartas pasadas, donde yo conté u otros me contaron. 
Desde niña he utilizado las cartas como medio de expresión. No hay nada mejor, que sentarte en frente de un papel, y empezar a escribir, dirigiéndote a la persona que deseas hablar. Y aunque nunca las envíes, ya quedan plasmadas, y de un modo u otro, la persona destinataria, sentirá tus palabras. 
A lo largo de mi vida, he podido escribir cientos de cartas, y la mayoría de ellas, la destinataria, era yo. 
Y con ellas he crecido, y llorado y sonreído. Ellas me han ayudado a soltar, me han ayudado a saber expresarme y a sacar lo guardado, hasta aquello que creía olvidado.


Y por eso sé, que mi camino es escribir. No para los demás, sino para mí.